El gran desamor con la prensa rosa

Mar Lopez (@kualalumpurer) – Es un trebejo de indescriptible vesania encontrar una estrella de Hollywood que haya mantenido una relación sentimental más o menos estable. Muchos medios de comunicación hacen noticia y se benefician de los escándalos amorosos de las celebrities y quizás incluso alguna de ellas también le acaba sacando provecho al problema. Pero el caso de Nicole Kidman no ha sido este.

Hace un tiempo la estrella de Moulin Rouge dijo a la “Vanity Fair”, después de una lujosa sesión de fotos en la Costa Azul, que Tom Cruise “nunca fue su gran amor” pues se casó a los 23 años y era demasiado joven – “una niña” – para saber lo que quería. Además también admitió que la época que estuvo sola después del divorcio le fue bien para crecer y que le ayudo a encontrar su “gran amor”: Keith Urban, el cantante de country que quizás es aún más bajo que Tom Cruise.

Sin embargo, tras leer las palabras de amor sincero de Kidman me embarga el sentimiento de indignación al darme cuenta que probablemente esta “confesión” tuvo más revuelo que cualquiera de las cosas que debían estar ocurriendo aquel día en el mismo mundo.

Una vez más el periodismo dejó de dar voz a quien realmente la necesitaba.

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